Acabo de llegar de un partido y ciertamente estoy cansada. Me duelen los tobillos de tanto correr, las rodillas de tanto saltar, los brazos de tanto sacar, las muñecas de tanto bloquear, las piernas de tanto atacar, las mejillas de tanto reír al ganar, ciertamente el cuerpo me dolía de la felicidad, del esfuerzo y de la victoria, pero al llegar a la casa, al atravesar esa puerta el dolor cambio .
El dolor físico se convirtió en emocional, el cuerpo dejo de doler para comenzar a temblar, las mejillas dolían porque comenzaban a sostener el llanto, los brazos dolían por sujetar las piernas y estas dolían porque estaban sujetas, los tobillos dolían por intentar mecerme en la cama. La verdad es que el sentimiento de abandono, de tristeza y de engaño era mucho mayor que todo el dolor físico del mundo, porque yo podía sostener al mundo con mis manos, si tú estabas sujetando mi mundo, pero sin ti en mi vida, no tenía donde pararme, no tenía donde sujetarme para sujetar tu mundo. Sin ti en mi vida quede flotando en la nada infinita, y un agujero negro se abría abrupta mente en mi pecho, y ese sin duda alguna es el peor dolor de todos los que alguna vez sentí.