El miedo es de las sensaciones que más nos hace sufrir, recuerdo que cuando tenía 8 años pensaba en que mi mamá se moría y lloraba horas. Interpretar mis emociones o más bien entenderlas ha sido una de las cosas más difíciles en mi vida y que me ha hecho elegir caminos emocionalmente complicados .
Ha sido hasta mi vida adulta que he comenzado a trabajar en mis sentimientos, en mis emociones, en lo que Soy.
Aun cuando estas consciente de las cosas, a veces tomar el camino correcto para ti, es difícil. (No hablo de correcto como lo que se debe y no, hablo de correcto como lo que te hace feliz, respetándote y amándote). Tengo momento en que mi mente se vuelve intransigente y me abruma, callarla se vuelve un desafío, sin embargo, he podido aprender algunos ejercicios que me ayudan a regresar a la calma y que en la mayoría de los casos evitan una reacción no deseada.
A lo largo de mi vida he sentido que soy un ser apasionado, amo sentir, la brisa, la lluvia, los sabores, los roses, la respiración, el amor, la melancolía, todo. Pero también, ese deseo de sensaciones me ha llevado a no saber qué hacer con las que no son de mi agrado; el miedo, la rabia, la angustia, el dolor, la envidia, la tristeza, etc. El miedo probablemente sigue siendo la más difícil para mí, la que lleva a casi todas las demás. Mi papá se fue antes de que yo naciera, como 1 mes, no volví a saber nada de él hasta mis 22 que decidí conocer a mi abuela y ella llego con él. Recuerdo que cuando lo vi, mi primer pensamiento fue “en verdad mi mamá salió con él”, no fue un encuentro muy ameno, pero necesario. No lo he vuelto a ver desde entonces, aunque si converso con el de vez en cuando que recuerdo que lo perdoné.
Les cuento esto, porque a raíz del “abandono” de mi papá, me condene a una vida donde ese “abandono” era algo que no me iba a volver a pasar. Pero en vez de eso, lo convertí en un ciclo y en la mayoría de mis relaciones personales, no podía tolerar el abandono, me daba pánico que me dejara mi novio de turno, me portaba como la novia modelo, trataba de hacer todo, hasta lo que no quería, con tal de que quisieran quedarse. Me humille, rogué, me arrastre, fui en contra de mi misma. Cultive mi inseguridad, mi falta de amor propio y escogí vivencias duras para mí, solo por no cuestionarme nunca que la partida de mi papá, no tenía nada que ver conmigo, sino con él, con ese momento de su vida en el que yo no fui planeada y él debía hacer lo que podía con lo que tenía.
Pensaran que sin mi papá quede desprotegida, pero no. Nací en una familia buena, mi mamá siempre fue la más dulce y cariñosa del mundo que hizo todo lo que considero necesario para que mis hermanos y yo estuviese bien. Me enseñaron valores en mi casa, me educaron, me amaron. Sin embargo nunca me hablaron del manejo de mis emociones, de qué hacer con el rechazo, con las injusticias, con la rabia. No se los reprocho, a ellos tampoco los enseñaron. Nuestras familias dan lo mejor que pueden por nosotros, yo fui extremadamente afortunada y lo sigo siendo. Solo soy consciente ahora que la educación emocional es tan importante como la académica y como los valores. He aprendido también que el miedo siempre va estar ahí pero que yo escojo que poder va tener en mí.
Que lindo como escribis .Y tenes razon,pasamos por muchas experiencias malas en la vida pero,por mas cicatrices que nos dejen,también nos enseñan a salir adelante y valorar los momentos y personas que nos acompañan siempre