incógnito
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Estar enamorado es una de las experiencias más extrañas y confusas que podemos sentir. Todos hemos vivido ese primer amor, ese amor puro e inocente que nos marca para siempre .
Es el amor que te enseñó a llorar con una intensidad que no conocías, a reír hasta que doliera, y a susurrar "te amo" con la esperanza de que el sentimiento fuera eterno. Con esa persona viviste tus primeros momentos inolvidables: el primer beso, la primera vez que sentiste que el mundo solo giraba para ustedes dos.

Sin embargo, la vida no siempre es justa. A veces, parece que nos arrebata todo cuando más lo necesitamos. Nos consume el dolor porque sentimos que no la vivimos lo suficiente, que no aprovechamos cada instante.

Hay un momento en la vida en el que todos deseamos tenerlo todo: la felicidad perfecta, el éxito inalcanzable, el amor eterno. Pero la perfección no existe. Nos golpea la realidad y, a veces, el vacío. Y es en esos momentos cuando entendemos que no se trata de tenerlo todo, sino de valorar lo que se tiene. Porque lo que se pierde, jamás vuelve de la misma manera.

El camino hacia el éxito no está en el deseo de la perfección, sino en la lucha constante contra los demonios de la envidia y la hipocresía. Nunca alcanzarás nada si te dejas consumir por esas sombras. Esas emociones te roban la paz, te alejan del propósito verdadero. Lo importante no es cuánto consigues, sino en quién te conviertes mientras luchas por tus sueños.
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