La ansiedad es como una sombra que aparece sin ser invitada, envolviéndote cuando menos lo esperas. Es esa sensación de estar atrapado en un ciclo de pensamientos que no se detienen como si tu mente fuera un carrusel descontrolado .
Para quienes la han sentido la ansiedad no es solo un estado emocional; es una lucha constante con un enemigo invisible. A veces llega como un murmullo apenas perceptible, otras como una tormenta que no puedes ignorar. Te recuerda todas las cosas que podrían salir mal, las palabras que podrías haber dicho mejor, los errores que ni siquiera cometiste, pero que temes cometer.
Sin embargo hay algo importante que debemos recordar: no estamos solos en esta batalla. La ansiedad es más común de lo que parece, y aunque a menudo nos haga sentir aislados, millones de personas comparten esa misma lucha. Hablar sobre ello ponerle palabras al miedo, puede ser el primer paso hacia la calma. Porque cuando sacamos la ansiedad de la oscuridad, pierde parte de su poder.
Superar la ansiedad no significa eliminarla por completo; a veces, se trata de aprender a vivir con ella. De entender que aunque venga a visitarnos no tiene el control. Es aprender a respirar profundo, a regresar al presente cuando la mente quiere arrastrarte al futuro o al pasado. Es encontrar herramientas: una caminata, escribir, hablar con alguien que te escuche sin juzgar.
Es también ser amable contigo mismo. Reconocer que no necesitas ser perfecto ni tener todo bajo control. La ansiedad muchas veces nace de querer predecir lo impredecible, de exigirnos más de lo que podemos dar. Pero la verdad es que el mundo no espera que tengas todas las respuestas; a veces basta con dar un paso aunque sea pequeño.
La ansiedad puede ser un maestro difícil pero también puede enseñarnos a valorar los momentos de tranquilidad. Nos recuerda que aunque haya días en que todo se siente abrumador hay otros donde la luz encuentra su camino. Y esos días son los que nos impulsan a seguir adelante.
Si hoy sientes ansiedad, recuerda esto: es temporal, no define quién eres, y, sobre todo, no estás solo. Respira. El momento pasará, y tú seguirás aquí, más fuerte de lo que crees.
