El amor es esa palabra que todos conocemos pero que ninguno puede definir por completo. No importa cuántas canciones lo celebren, cuántos libros lo expliquen o cuántas películas lo idealicen; sigue siendo un misterio, un lenguaje único que cada uno interpreta a su manera.
Para mí, el amor nunca ha sido un momento perfecto ni un final feliz .Es más bien un conjunto de momentos imperfectos que encajan como piezas de un rompecabezas extraño y hermoso. Es cuando alguien se ríe de tu peor chiste, no porque sea bueno, sino porque le encanta cómo se iluminan tus ojos cuando lo cuentas. Es cuando sientes que podrías conquistar el mundo solo porque alguien cree en ti incluso en los días en que ni tú lo haces.
Recuerdo una tarde en particular, una de esas que parecen insignificantes a simple vista. Estaba en casa, viendo la lluvia caer, cuando alguien especial me llamó solo para decir: “¿Te das cuenta de lo increíble que eres?”. Fue una frase sencilla, sin adornos, pero me cambió el día. El amor tiene eso: no necesita ser grandilocuente. A veces son las pequeñas acciones las que construyen algo eterno.
El amor también es caos. Es discutir porque uno quiere pizza y el otro sushi, para terminar compartiendo papas fritas en silencio. Es no entenderse siempre pero decidir quedarse. Es reírse juntos de algo tan absurdo que nadie más podría entenderlo. Es esa mezcla de paciencia y locura que hace que el mundo con todas sus complicaciones se sienta menos abrumador.
Pero ¿sabes qué es lo más mágico del amor? Que es infinito en su forma de manifestarse. No está reservado solo para una pareja romántica. Está en los abrazos largos de un amigo que sabe que necesitas apoyo aunque no lo digas. En los mensajes de texto de tu mamá preguntando si ya comiste. En las miradas cómplices que compartes con alguien al ver algo divertido desde lejos.
El amor no es perfecto y eso es lo que lo hace real. A veces duele otras veces nos desborda de felicidad. Es un riesgo constante, pero que vale la pena. Porque cuando te permites amar —y ser amado—, descubres que el mundo con todos sus matices se vuelve un lugar más luminoso.
Así que sí, el amor es complicado, confuso, y a veces incluso aterrador. Pero, ¿acaso no es eso lo que lo hace tan humano, tan necesario, tan hermoso?