¿Alguna vez lo ha sentido? El tic-tac invisible, ese sonido que no está ahí, pero que te sigue a todas partes.
No importa qué hagas: trabajar, amar, llorar, reír hasta que duela el estómago. El reloj sigue andando, desgajando segundos como hojas en otoño.
La vida está llena de relojes .El que marca las horas de tu jornada, el que te apura mientras esperas en una fila, el que te grita que el amor se está acabandoo que una oportunidad está a punto de cerrarse para siempre.
Nos enseñarán a temer al tiempo. "El reloj no se detiene", dicen con una solemnidad que pesa más que las horas. Pero nadie nos dice que el tiempo no es nuestro enemigo.
El problema no es el reloj. Es que lo miramos demasiado. Olvidamos que cada tic-tac es un regalo, no una amenaza.
¿Qué harías si el reloj se callara por un día? ¿A dónde irías, a quién abrazarías, qué sueños desempolvarías si supieras que por un instanteel tiempo te pertenece?
Hoy no mires el reloj. Mira la luz que entra por tu ventana, el rostro de alguien que ama, la sombra de tus pasos en la acera. Siente el aire, ríete de los segundos que no has vivido todavía.
El tiempo no te corre detrás. Eres tú quien corre sin saber que al finalnunca fue una carrera.