Esto de tener un perfil nuevo y nuevo nombre, me está sentando muy bien. Con el otro fácilmente podías contactarme y leer todo aquello que yo escribí para ti .
Pero esto, esto que yo escribiré aquí no quiero que lo veas, ya me cansé de darte material para seguir subiendo tu autoestima. No necesitas saber que no te he superado, ni que no puedo olvidar lo perfecta que eres a mis ojos. No necesitas saberlo porque mi orgullo es demasiado grande como para admitir que esta vez ganaste tú, que jugué un juego que yo sabía que iba a perder pero que no me importó.
No recuerdo bien cuántas veces me mandaste al carajo y luego con dos o tres palabras me hiciste volver a ti, pero no más. No volveré a caer en tus canciones dedicadas o en tus palabras celosas; no volveré a ti cuando tus labios vuelvan a acercarse a mi o cuando te pongas esa chaqueta de cuero que me encanta...
Puede que sea cierto que la culpa no fue sólo tuya, pero sin duda, el juego lo iniciaste tú. Nunca hubo amistad, siempre hubo algo más, algo escondido entre esas pláticas sobre las personas que nos gustaban, entre las conversaciones por horas y las videollamadas diarias. No podemos volver a ser lo que nunca fuimos, por eso no funcionaban las cosas cuando yo quería tratarte como una amistad más, porque nunca hubo una, no la hay y no la habrá jamás. Para mi, siempre serás algo más.