Un hombre encontraba a un muñeco de trapo en diferentes partes de su casa. Creyó que su hijo lo movía para jugarle una broma, pero su hijo dijo no haber tocado al muñeco en meses .Una noche, después de un día agotador, el hombre se despertó al sentir algo en su pecho. Miró y vio al muñeco, mirándolo con ojos de botón y una sonrisa cosida. Pero esa sonrisa parecía más real que de costumbre, y su mano de trapo sostenía algo filoso. Antes de que pudiera reaccionar, el muñeco murmuró: “Te encontré”.