Sofía encontró un espejo antiguo en una venta de garaje. Tenía un marco oscuro y detalles tallados que parecían ojos mirando fijamente .
Esa noche, al apagar la luz, notó que algo en el espejo parecía moverse. Al acercarse, vio una figura borrosa que se asemejaba a una persona. Encendió la luz rápidamente, pero el reflejo desapareció.
Durante los días siguientes, la figura en el espejo fue tomando forma, apareciendo cada vez más cerca y detallada. Al final, Sofía pudo ver claramente su propio rostro en el espejo… pero era diferente, más pálido y con una mirada vacía.
Una noche, la figura habló con una voz susurrante: “Ven conmigo”.
Al día siguiente, Sofía desapareció. Todo lo que quedó fue el espejo, en el que ahora se reflejaba una imagen estática: su rostro, atrapado al otro lado, con una expresión de horror eterno.