Dure más de un año para procesar todo, estaba muy pequeña para darme cuenta de la connotación que tendría en mi vida ese suceso. Yo estaba en la escuela en mis primeros años, tenía cerca de 8 años y jugaba mucho con los niños de la escuela y de mi vecindario .Con el tiempo llegó un nuevo vecino, era un señor de unos 30 años aproximadamente según me contaron; él y su "hija" vivían a unas cuantas calles de la mía, no era muy lejos. Según me dicen yo salía mucho con esa niña, compartíamos demasiado e incluso se quedo en algunas oportunidades. Un día ella me invitó a quedarme en su casa y mis papás no le vieron problema, así que fui con ella. Lo único que recuerdo es estar en el hospital viendo a la nada, absorta en mis pensamientos, viendo como una doctora me hacía preguntas y mi cuerpo las respondía automáticamente sin que me diera cuenta.

Me contaron alguna vez que aparecí en la puerta de mi casa, sentada en la entrada llorando sin ser capaz de levantarme, mis piernas estaban golpeadas y todo mi cuerpo lleno de golpes; al parecer, el "padre" de aquella niña era un violador que tenía cautiva a su prima y había huido de su hogar, nunca supe si me alcanzó a violar o no, reprimí mis memorias de todo ese año. Tiempo después encontré documentos en los que había una denuncia de violencia física, pero no de violación. Supongo que tuve suerte, por alguna extraña razón escape o me ayudaron y termine en mi casa, dure en terapia bastante tiempo, por eso no tengo muchos amigos hombres, se me dificulta confiar en ellos.

Con el tiempo nació Sofía, fue más o menos para cuando ya era consciente de lo que había sucedido, de las pesadillas que tenía y de que debía vivir con ellas para siempre, así que me prometí hacer todo lo que estuviera a mi alcancé para que nunca nada le pasara a mi hermana; todas las noches después de ese incidente mi mente me dice a mi misma que fracase en mi labor.

- Vamos abuela que ya vamos tarde para la marcha, quiero ir y escuchar todos los discursos. - dijo sofía ansiosa. En verdad estaba llevando muy bien todo este proceso, en la escuela no la molestaban o los profesores se sentían incómodos. Al parecer estaba todo un poco olvidado.

- Ya voy, ya voy. Tenle compasión a tu pobre abuela. - dijo la abuela imitando a una anciana que casi no podía caminar. Desde que nos confesó lo que sucedió no solo eramos más unidas, sino que era más feliz.

Hacía un mes que habíamos estado hablando con papá y mamá para que la abuela viniera a vivir con nosotros, no era justo para ella estar tanto tiempo sola y sin su familia, en su hogar solo tenía a sus amigas, así que al final la convencimos y se vino con nosotras. Es por esto que Sofía se quedo en mi habitación, la que sería prácticamente de ella una vez que yo me fuera a la universidad.

- Todo listo. ¡Vamonos! - dijo la abuela.

Arrancamos para la marcha, mamá y papá ya sabían que íbamos. No estaban muy de acuerdo, pero era porque aún no entendían lo que sucedía y en que consistía este movimiento, además que este no estaba muy bien visto en la sociedad. A Sofí y a la abuela les fui contando poco a poco en lo que consistía, en las mujeres de la historia que servían de símbolo y lo que defendían, si las personas fueran más conscientes de lo que en verdad planteamos, sobre todo algunas mujeres, sería más fácil el mundo para las mujeres. Existiría igualdad.

Al partir para la marcha, no se porque comencé a sentir que no debía ir, pero debía hacerlo. Tenía que apoyar la causa que haría que ninguna mujer tuviera que sufrir con el tiempo lo que nosotras sufrimos, lo que mi familia sufrió.