Durante el sueño, el cerebro se desintoxica de las toxinas acumuladas mientras está en vigilia, lo que también reduce ligeramente su tamaño para facilitar este proceso .
Aunque el cerebro procesa el dolor de otras partes del cuerpo, no tiene receptores de dolor propios. Esto permite a los neurocirujanos realizar intervenciones mientras el paciente está despierto y sin dolor, observando así funciones cerebrales en tiempo real.
Gracias a la neuroplasticidad, el cerebro se reconfigura y crea nuevas conexiones neuronales en respuesta a nuestras experiencias, hábitos y aprendizajes, incluso en la adultez. Esto implica que el cerebro está en constante cambio, lo que subraya la importancia del aprendizaje continuo.
Aunque la capacidad total del cerebro aún no está clara, se estima que puede almacenar aproximadamente 2.5 petabytes de datos. Esto equivale a alrededor de 3 millones de horas de video, lo que hace que la capacidad de memoria sea prácticamente ilimitada.
En reposo, el cerebro genera unos 20 vatios de potencia, suficiente para encender una bombilla pequeña. Esta energía proviene del flujo constante de neurotransmisores y señales eléctricas que recorren el cerebro.
La mayor parte de nuestras decisiones no se toman de forma consciente, sino que son influenciadas por procesos automáticos que se generan en el subconsciente. Estos procesos incluyen impulsos, emociones y experiencias pasadas.
Según estudios, los hablantes de diferentes idiomas usan distintas partes del cerebro para procesar el lenguaje, lo cual influye en cómo perciben el mundo y piensan. Este fenómeno es clave para comprender las diferencias culturales y cómo estas se reflejan en la cognición.
Aunque representa solo el 2% del peso corporal, el cerebro consume el 20% de la energía total del cuerpo. Esta alta demanda energética es necesaria para mantener el funcionamiento de sus complejas redes neuronales y la comunicación constante entre células.
Algunas personas tienen sinestesia, un fenómeno en el cual la estimulación de un sentido provoca una experiencia en otro. Por ejemplo, algunos sinestésicos pueden ver colores al escuchar música. Esto ofrece una visión única de cómo los sentidos están interconectados en el cerebro.
En momentos de estrés, fatiga o emociones intensas, el cerebro es capaz de distorsionar la percepción, generando ilusiones o interpretaciones erróneas de la realidad. Este es el principio detrás de las ilusiones ópticas y los sesgos cognitivos, que afectan nuestra interpretación del entorno.