Ella no tiene una larga cabellera ni la belleza más pura de este mundo; pero aún así, cuando yo la veo ahí, desprevenida, con su chaqueta de cuero, su pose de chica ruda, sus rizos cubriendo la mitad de su cara y su rostro feliz, alegre como el de una niña pequeña con un caramelo, me parece perfecta y no imagino una cosa más hermosa en este mundo, pero tampoco una más inalcanzable. Todo en ella indica peligro y problemas, pero yo sería capaz de sufrirlos por permanecer cerca, y eso es lo que ella aún no entiende, que la amo a pesar de todo, que no sería capaz de dejarla ni siquiera ahora que me ha hecho más daño que cualquiera .
Yo entiedo y sé que su vida no es fácil, que le ha tocado madurar antes y ponerse aquella armadura que nadie logra pasar, que los líos que tiene en casa son suficientes para que cualquiera se deprimiera y se pusiera a llorar, pero que ya se ha cansado de sufrir, lo entiendo. Pero también entiendo que va a sufrir mucho más si sigue el camino en el que está, haciendo sufrir a más personas a su alrededor. Ella no quiere creerme cuando le digo que no la voy a dejar sóla, que ha encontrado a alguien que se preocupa por ella y que me mata saber que se sigue haciendo daño, más daño del que ya le provoca la vida de mierda que le ha tocado, no quiere creerme cuando le digo que estoy dispuesta a dañarme si con eso conseguiré arreglarla a ella.