En medio de nuestras ocupaciones diarias, a veces olvidamos lo poderosas que son las pequeñas cosas. Nos acostumbramos a buscar lo grandioso, lo extraordinario como si solo ahí residiera la felicidad cuando en realidad, es en los momentos simples donde encontramos la verdadera magia.
La risa compartida con un ser querido, el aroma del café en la mañana, el sonido del viendo en los árboles… estos son los detalles que a menudo pasan desapercibidos pero hacen que la vida tenga sentido .
No siempre necesitamos grandes logros o momentos épicos para sentir plenitud. Basta con detenernos mirar a nuestro alrededor y darnos cuenta de que la belleza está en lo cotidiano en lo que muchas veces no notamos ?
Aprender a valorar lo simple es un arte y es ahí donde reside la verdadera felicidad : en lo que ya tenemos, en lo que somos y en esos pequeños gestos que al mirar atrás se convertirán en los recuerdos más hermosos ✨