Un asunto de sangre
La sangre que estaba almacenada en el hospital desapareció misteriosamente y todas las transfusiones previstas se tuvieron que suspender. La policía busca sin descanso al Conde Drácula.
¡Vaya hombre, siempre soy yo el principal sospechoso!, dijo el noble vampiro, perteneciente a la más alta aristocracia de los “chupasangre”, lamentando su mala fama.
En la peluquería
¡Pepe, el pelo que me ha cortado, lo mete usted en una bolsa que me lo llevo, para cuando me quede calvo hacerme una peluca!
Fue lo que le dijo Don Aniceto, (un cliente de toda la vida, y de los buenos, que son los que dejan siempre una generosa propina) a su peluquero.
Aventuras medievales
Siempre pensé que mi nombre era Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como “El Cid Campeador”, hasta que mi esposa Jimena, me sacó del error, justo en el momento que iba a dar mi paseo habitual de todas las mañanas subido a lomos de mi caballo Babieca .
¡Déjate de tonterías Rodri, a ver cuándo pones los pies en el suelo, y dejas de leer todas esas novelas de aventuras medievales, y te olvidas de tanta fantasía!
Fue lo que ella me dijo, ¡y por cierto, parecía bastante enfadada!
Un vampiro en mi cama
Soñé que mi marido era un vampiro, pero me tranquilicé al despertar y fue en ese momento cuando él me dio en el cuello, su mordisco habitual de buenos días.
Fran Laviada