El viejo profesor
24 Jul, 2024
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Todos los alumnos respetábamos mucho a Don Claudio, incluso la mayoría de nosotros le considerábamos una de las personas más influyentes en nuestras vidas (y para algunos aún lo sigue siendo). 


   Él, era nuestro profesor de filosofía y ante todo, lo podríamos definir como un hombre de bien, educado, culto y justo, entre otras muchas cualidades que conformaban su enorme talla humana, además de ser humilde y discreto, de tal forma que le gustaba siempre pasar lo más desapercibido posible y nunca quería ser el centro de atención de nada, como él decía, eso se lo dejo para los figurones. Además, como era más bien bajito y muy delgado, su aspecto físico, colaboraba de manera eficaz con sus deseos de no llamar la atención. 


   Como maestro era insuperable, no solo por sus grandes conocimientos sobre la materia que impartía, también por su gran experiencia, fruto de una vida exprimida al máximo y por supuesto, por su enorme sentido del humor, que daban a sus clases un toque especial, que las hacía además de instructivas, también amenas y divertidas, sin duda la mejor de las recetas para que el alumno pudiera aprovechar el tiempo al máximo, durante la clase para aprender, es decir que no era para nada de ese tipo de docentes que aburrían a las piedras, que hablaban sin parar escuchándose a sí mismos y que nos obligaban a los alumnos a estar más atentos al vuelo de la mosca de turno (eso o empacharse de hastío) que a la asignatura desarrollada, además de ponernos la cabeza como un bombo y consiguiendo que al final todos acabásemos odiando la materia que trataban (inútilmente) de enseñarnos.


   Don Claudio dejaba que sus alumnos participaran activamente en sus clases, todos podíamos opinar y exponer nuestras ideas con total libertad, y él, siempre nos animaba a ello, aunque insistía en lo siguiente: 


   ¡Habla cuando tengas algo importante que decir, nunca te quedes callado, pero si vas a abrir la boca, tan solo para decir tonterías, es mejor que mantengas tus labios sellados y todos los demás, te estaremos muy agradecidos disfrutando del placer que tu silencio nos aporta!


Fran Laviada

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