Siempre me gustó ir al cine, además es uno de los pocos lujos que todavía me puedo permitir.
El otro día asistí al estreno de un ciclo de viejas películas del oeste y la primera que pusieron fue La muerte tenía un precio dirigida por Sergio Leone con el gran Clint Eastwood a la cabeza del reparto y me fijé en lo curioso del título con relación a mi vida .
Quizá por eso sigo todavía vivo, pensando que ser pobre no sea tan malo, si eso me permite no poder pagar el valor de cierto tipo de compañías con guadaña incorporada.
Fran Laviada