Crónicas Terrícolas (XII)
14 May, 2024
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- Capítulo 7 - 


Este personaje al que se hace referencia más adelante, no existe en la vida real, al menos con ese nombre, y que se sepa, no hay constancia de ello. Lo que sí es cierto es la forma de ser y actuar del tipo de persona que se menciona a continuación, y que se identifica por un determinado comportamiento en su vida social.


El nombre de Adolfiniano Estalino (ideal desde luego para un Dictador, cada cual que busque la semejanza que le inspire el apelativo, aunque no hay que pensar demasiado) es uno de tantos con los que se podría haber bautizado a la clase de individuo indicado aquí, y si da la casualidad (mucha tenía que ser) que entre nuestros amigos lectores se encuentra alguien con el mismo nombre, le agradecemos que no se enfade con esta pequeña historia, ya que simplemente se trata de una inofensiva coincidencia, aunque existe la casi completa seguridad, insistimos en ello, que no hay nadie en el mundo que se llame así, sin embargo, es evidente, que hay muchos (demasiados), que tienen vocación de Dictadores, sin que por ello, se dediquen necesariamente a la política, aunque este lugar, es sin duda, un terreno especialmente propicio, para que los aprendices imitadores de Hitler o de Stalin (por poner un ejemplo, ya que la lista de Demonios con rostro humano, sería interminable), encuentren un terreno fértil, para dar rienda a suelta a sus delirios de grandeza, mezclados con las ansias de poder y la falta de respeto más absoluto por la vida humana .

Aunque, el personaje de esta historia no llega a tanto, ya que aquí de lo que se trata, es más de un asunto de comportamiento social, en el que la sangre no llega al río.


Nuestro particular Adolfiniano Estalino podría llamarse también, Liborio Empanado o Artemio Chancletas por poner algunos ejemplos más, y así podríamos seguir con una lista interminable de nombres y apellidos, pero creemos que el elegido, es el que mejor le encaja a su forma de ser y de actuar.


Esperamos igualmente que los Liborios o Artemios de apellidos coincidentes con los indicados, no se sientan de ninguna manera ofendidos, aunque insistimos en las pocas probabilidades que existen (salvo inesperada sorpresa), de apellidarse Empanado o Chancletas (¡ja,ja, ja...!, ¡perdón, pero no he podido evitar la risa!).


Efectuadas pues, las aclaraciones pertinentes, sigamos con el Adolfiniano Estalino de esta historia. Nuestro protagonista, para ir haciéndose una idea, es el típico personaje de esos que la gente cuando los conoce, dice que siempre quieren ser el niño en el bautizo, el novio en la boda, el guapo de la película e incluso exagerando un poco, el muerto en el entierro.


La gente como A.E. (de ahora en adelante pondremos tan solo las iniciales, para abreviar, y al mismo tiempo para no nombrar en exceso al personaje, además de no darle excesiva importancia.


Continuará…


Fran Laviada

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