Cuando el alumno le preguntó al maestro, cuál era la verdadera causa de aquellos pensamientos que de forma continua le atormentaban, de tal modo que tenía siempre la angustiosa sensación de verlo todo de color negro, el maestro le dijo, que el único motivo, era que muchas veces las personas solo albergan en su cerebro las telarañas de la ignorancia y eso, les hace vivir en las tinieblas del desconocimiento.
El alumno, ante la respuesta recibida que le permitió conocer las causas de su problema, volvió de nuevo a preguntarle, en esta ocasión para saber cuál era el camino a seguir y así poder encontrar el remedio adecuado para solucionar su angustia vital.
De nuevo, el hombre, que era muy sabio, le respondió con una sencilla solución, indicando al joven, que para ver la luz y alejarse de la negrura, tan solo hay que abrir los ojos, ya que de forma inconsciente, el ser humano tiende a cerrarlos cuando la realidad se vuelve dificultad y así es muy complicado ver la señal que lo ilumine y le indique el camino que lleva a lo positivo. Si uno se empeña en vivir en la oscuridad, el único color que existirá en su vida será el negro.
El alumno le agradeció al maestro su sabio consejo y le prometió que siempre iba a mantener los ojos bien abiertos para alejarse lo más posible de las tinieblas existenciales que llevan al ser humano en dirección a la más supina torpeza .De paso, el muchacho, aprovechó para ir al oculista, porque a veces no basta con tener bien despierta la vista y también es necesario usar gafas.
Fran Laviada
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