Presumir de poseer un cochazo último modelo y no tener carnet de conducir, (¡el tío, como era rico, tenía chófer!), es igual que estar casado con una mujer imponente y que se la tire el mayordomo, incluso el mismo chófer, así el buen hombre, a la vez que disciplinado empleado, mata dos pájaros de un tiro.
— ¡Bernardo, a la Plaza de España, rápido, por favor!
— ¡Por supuesto, señor, lo que el señor ordene!
— ¡Gracias, Bernardo, no sé lo que haría sin ti!
¡Es lo mismo que me dice la Señora!, pensó Bernardo, mientras miraba por el retrovisor, esbozando una sonrisa agradecida a su jefe y ponía rumbo veloz a la dirección indicada.
Fran Laviada