- Capítulo 5 -
(Primera parte)
Cuando no entiendes nada, o casi nada, de todo lo que rodea al mundo de la política en España, a uno no le queda más remedio que buscar respuestas, a la enorme cantidad de preguntas que día a día le van surgiendo. Para tratar de comprender la realidad en la que vive, y aunque el futuro siempre es teórico, puesto que tan solo el presente existe de verdad (lo demás son milongas, cuentos chinos o mamonadas, a elegir), las dudas revolotean continuamente alrededor del cerebro, salvo en el de los que lo meten en el congelador de la nevera .Y ahí se queda como una reliquia blanca en forma de diminuto, pétreo y níveo iceberg, que va transformando su apariencia hasta convertirse en un redondo bloque de hielo tamaño pelota de balonmano (excepto los “cabezones”, cuyo cerebro se asemeja al típico “balón de playa”. Lo que de ningún modo quiere decir, que a mayor volumen de “tarro”, más inteligencia, ya que el tamaño, según para qué cosas, no siempre es determinante a la hora de valorarlo de forma positiva), y en estado vegetativo (quizá, no sea mala opción, eso de no pensar, por lo menos uno vive más tranquilo).
Y si no es así, es inevitable, que las dudas nos asalten (¡al abordaje!, en plan pirata) de forma permanente, y muchos (ingenuos) nos preguntamos, si otra forma de gobernar es posible. Y si las ideologías cerradas e intransigentes, seguirán intentando “comernos la cabeza”, y si algún día se terminará ese teatro continuo en el que, de forma insistente y cansina, te quieren vender siempre la misma obra, en la que los protagonistas son los “buenos y los malos” (sin sitio para los intermedios, ni para colores raros o raritos), y hay que decidir siempre al lado de quien estás.
¡Ya está bien de rojos y azules, de blancos y negros, de indios y vaqueros, de constitucionalistas y radicales, y de hostias en vinagre!
Lo que queremos la gran mayoría de ciudadanos que estamos “asqueados”, de lo que vemos un día sí, y otro también (y no digo “todos”, porque hay quienes viven cojonudamente como croquetas rebozadas en el “pan rallado” de la estafa, la corrupción y los negocios fáciles y sucios), es saber, si algún día alguien podrá resolver nuestras dudas contestando a muchas preguntas que hasta el momento no tienen respuesta:
¿Nos quedaremos sin pensiones dentro de unos pocos años?
¿Alguien será capaz de poner freno a las ganancias ilimitadas de los bancos?
(Poco a poco se va consiguiendo, ¡después de sangre, sudor y lágrimas!, demasiadas lágrimas, para que unos desalmados se hayan enriquecido a costa de los más vulnerables, ¡pero ojo! No se puede bajar la guardia, todavía hay que seguir apretándoles el cinturón, e incluso el cuello, porque si los dejas, volverán a las andadas).
¿Seguirá aumentando en España el número de personas que no llegan a fin de mes?
¿Continuarán siendo los ricos, “más poderosos y egoístas”, y los pobres, “más desgraciados y hambrientos”?
¿Bajará alguna vez el paro por debajo de los tres millones de desocupados?
(A veces lo hace, pero tarde o temprano vuelve al mismo sitio, es como las dietas alimenticias con efecto Yoyó, adelgazas y luego vuelves a recuperar el peso perdido, incluso, acabas con más kilos de los que tenías cuando comenzaste a ponerte a régimen, es decir, gastas el dinero para ser más gordo de lo que eras. ¡Acojonante!).
Continuará…
Fran Laviada