La tranquilidad es genial. "Una historia sobre la tranquilidad" (Primera parte)
22 Abr, 2024
Tiempo de lectura aprox. :
7 min.
0 votos

Esta historia comienza, como lo hacen casi siempre, todos los cuentos, aunque este es para adultos, no para niños.


Había una vez un hombre llamado Kairo, cuyo habitual estado de ánimo se encontraba demasiado alterado por el bullicio del mundo moderno. Las preocupaciones de la vida diaria, las presiones del entorno social y el dañino estrés generado por su actividad laboral habían convertido su existencia en un manantial permanente de ansiedad.


Un día, mientras paseaba por el parque aprovechando una agradable tarde primaveral, de esas con las que a veces la temperatura te premia para poder disfrutar plácidamente de la naturaleza, escuchó a un grupo de ancianos que, sentados en un banco, hablaban en animada tertulia de un lugar fabuloso llamado:


“El desfiladero de la calma”. 


A Kairo aquel nombre se le quedó grabado en la memoria y a partir de ese momento hizo todo lo posible por obtener información de aquel lugar misterioso y, después de una búsqueda infructuosa y a la vez agotadora, ya que pasó muchas horas frente a su ordenador sin encontrar lo que quería, estuvo a punto de darse por vencido .

Pero, la casualidad disfrazada de buena suerte iba a convertirse en su aliada. Un día, como era habitual casi todas las semanas, hizo la visita acostumbrada a la librería del barrio. Un pequeño y modesto negocio regentado por su buen amigo Benjamín, que se ganaba la vida vendiendo libros de segunda mano. Su negocio era lo que se conoce como una librería de viejo.


El veterano librero siempre aconsejaba a Kairo sobre unos títulos, pues de sobra conocía los gustos de su amigo y siempre había novedades que le podrían interesar. Pero esta vez fue Kairo el que le preguntó si alguna vez había oído hablar de “El desfiladero de la calma”. Benjamín le respondió que ese nombre le era familiar y que quizá algo había en la librería que guardaba relación con el mencionado lugar. 


Kairo esperó con paciencia mientras ojeaba uno de los últimos títulos llegados a la librería que su amigo le había recomendado, mientras este se adentraba en una especie de selva, que era la trastienda del local en la que había unas estanterías bastante antiguas y en un estado no muy presentable, pues la suciedad se había hecho presente en aquel reducido espacio.


Los estantes eran de madera y estaban pintados en un color indescifrable, quizá por el paso del tiempo o porque habían recibido a lo largo de los años incontables brochazos de pintura de todos los colores. Pues bien, las mencionadas estanterías albergaban miles de libros, algunos en un estado deplorable y casi todos con una gruesa capa de polvo, aunque para Benjamín, lo importante era lo que tenía auténtico valor, y eso lo tenían de sobra muchos de los títulos que allí se amontonaban. Incluso consideraba que aquella especie de polvareda literaria, era un toque de distinción que servía para darle más categoría a sus ejemplares, a los que comparaba con botellas de un excelente vino tinto de reserva.


Después de media hora, el experimentado librero, salió de su “guarida del tesoro” con un ejemplar con unas desgastadas tapas marrones titulado “El desfiladero de la calma”. Kairo, no pudo disimular su sorpresa y con una enorme sonrisa le mostró su sincero agradecimiento a Benjamín, y dada la amistad que llevaban desde hacía ya muchos años, no le quiso cobrar el libro a su camarada de tanto tiempo, a pesar de la insistencia de este.


¡Este es un regalo, viejo amigo, por las veces que has venido a mi librería a comprar, pero sobre todo, por la excelente compañía que me has brindado con tu agradable y entretenida conversación! ¡Espero que este libro te sirva de ayuda, y aunque no me has dicho nada sobre cuál es tu objetivo, intuyo lo que buscas y deseo de todo corazón que lo encuentres!


Kairo y Benjamín se despidieron con un ¡hasta la vista y mucha suerte! 


Y Kairo llegó a su casa. Era el mes de diciembre y el invierno pasaba factura. Estaba casi anocheciendo y el frío ya había hecho acto de presencia de forma intensiva. Prendió la chimenea del salón, que era sin duda su rincón favorito de lectura, se sentó en su cómodo y viejo sillón, y comenzó a leer el libro…


Continuará…


Fran Laviada


Si estás disfrutando con la lectura de este texto, aquí puedes leer


"Más cosas sobre la tranquilidad"


1.6K visitas
Valora la calidad de esta publicación
0 votos

Por favor, entra o regístrate para responder a esta publicación.

Publicaciones relacionadas
Adimvi es mejor en su app para Android e IOS.