X fue lo que puse aquel día en la casilla del último resultado de la quiniela. Siempre tuve el presentimiento de que el partido iba a terminar en empate .Lástima que fue el único resultado que acerté, pero me sentí enormemente satisfecho, no por el solitario acierto, ni mucho menos, y sí, por lo que significó que fue el punto obtenido por mi equipo en campo contrario. Y además contra el líder (que dicho sea de paso había ganado todos los partidos disputados en su campo) y eso para mi satisfacción personal valió su peso en oro. Sobre todo teniendo en cuenta que el entrenador del equipo visitante era yo y además me estaba jugando el puesto, ya que de haber perdido me habrían echado, algo que por desgracia ocurrió en la jornada siguiente, aunque el presidente me había prometido que no lo haría.
¡Mientes más que Pinocho!
Fue lo que le dije nada más firmar el finiquito.
Fran Laviada