Pensé que las noches se me harían interminables sin ella.
Estaba convencido de que no iba a poder soportar mi soledad nocturna .
Es cierto que ahora, cuando me despierto, lo primero que me doy cuenta es que mi cama está vacía.
Sin embargo, desde que Lulú se fue, duermo mejor que nunca, ocho horas seguidas y sin pesadillas.
¡Ojalá te hubieras marchado antes, celosa, agobiante, insoportable y caprichosa Lulú!
Fran Laviada