Beneficios que nos aporta el silencio.
Mejora nuestra capacidad de concentración. En los ambientes silenciosos nuestro cerebro puede concentrarse mejor para realizar trabajos concretos .Por eso el silencio nos permite ser más productivos en la actividad que estamos realizando.
Está claro que una exposición permanente al ruido puede agotar mentalmente a las personas, por eso el silencio actúa como un balsámico descanso para nuestro intelecto. Y esto, permite la recuperación generada por la fatiga mental que vayamos acumulando en función de las exigencias que nuestra vida diaria nos obliga a llevar a cabo.
Cuando estamos rodeados de un entorno silencioso, eso nos proporciona un apacible cobijo que contribuye a generar en nuestro interior una estimulante sensación de bienestar y calma. Y todo eso nos permite reducir algo tan dañino como es el estrés.
El silencio también nos ofrece una atmósfera apropiada para reflexionar, y hacerlo de una forma productiva, que da paso a la generación de ideas creativas, permitiendo a la mente explorar nuevas posibilidades sin que haya distracciones.
Un entorno silencioso siempre facilita un mejor descanso nocturno, ya que el ruido frecuente suele interrumpir el sueño y eso, sin duda alguna, afecta a algo tan importante para la buena salud de las personas, como es la calidad del descanso.
Estar sometidos a zumbidos continuos, y a veces, excesivamente estridentes, nos producen una indeseable fatiga auditiva. Por eso el silencio, ofrece un sosiego reparador para nuestros oídos. Y también ayuda a la prevención de problemas vinculados a nuestra audición.
Cuando el silencio nos regala su impagable presencia, nos permite navegar, por decirlo de alguna manera, en el mar de nuestra introspección, lo que incide en un mayor autoconocimiento mejorando la conexión con nosotros mismos. Estamos más conectados a nuestro yo interior, y eso nos permite explorar de forma más profunda nuestras emociones y pensamientos. Y al mismo tiempo ser más ecuánime con nuestra conciencia. Ni permisiva, que nos haga creer que nunca tenemos la culpa de nada (acusando siempre al prójimo de nuestros fallos), ni tampoco dictatorial (que nos hace sentir culpables por algo que no hemos hecho).
También habría que añadir el efecto saludable que nos produce disfrutar con frecuencia de un ambiente silencioso en nuestra vida diaria, mejorando nuestra salud cardiovascular. Hay estudios contrastados que nos advierten a los humanos, que estar expuestos a fuentes habituales de ruido, puede tener efectos negativos para nuestro organismo, y que el silencio contribuye a reducir los riesgos provocados por muchos sonidos dañinos, ya que nos permite disfrutar de ambientes mucho más relajados y eso, no tiene precio, sobre todo si estamos sometidos a la presión permanente que nos genera el ritmo vertiginoso de la vida (sobre todo, la urbana) moderna.
Fran Laviada
