Cuando se puede besar con la mirada, la lengua sobra.
¡Qué bien me saben tus besos, sobre todo si antes te has cepillado los dientes con esa pasta con sabor a clorofila, que tanto me gusta!
¡Beso largo,
beso húmedo,
beso suave,
beso cálido,
beso tierno,
beso lento,
beso dulce
…, todos tus besos me saben a gloria bendita!
Un buen beso de amor, siempre evita gestos absurdos, esfuerzos inútiles, y palabras empalagosas.
Cuando el diálogo se sustituye por los besos, el entendimiento es perfecto. Por eso para besar no hace falta saber idiomas.
Fran Laviada