Utiliza la unidad como herramienta: Al hacer que las personas se sientan parte de un grupo al que tú también perteneces, aumentas la disposición de ellos a cooperar contigo o a aceptar tu mensaje.
Aplica la reciprocidad: Ofrece algo primero, como un gesto o favor, antes de solicitar algo a cambio. Las personas se sienten más inclinadas a responder de manera positiva cuando se les ha dado algo previamente.
Elogia el comportamiento deseado: Reconoce y resalta los comportamientos que deseas ver en los demás .
Crea un ambiente propicio: Ajusta el entorno para que favorezca tus objetivos. Esto puede incluir desde la decoración hasta la música o las palabras utilizadas, que pueden influir en el estado mental de las personas y en sus decisiones.
Recuerda momentos compartidos positivos: Al recordar experiencias pasadas en las que colaboraron de manera exitosa, generas un sentimiento de confianza y apertura que facilita la receptividad hacia tus ideas o propuestas.
Adapta tu lenguaje y enfoque: Alinea tu mensaje con los intereses y valores de tu audiencia. Habla en términos que resuenen con ellos y presenta tus ideas de manera que les resulten relevantes y significativas.