Hay quienes se pasan toda su vida buscando lo que no necesitan, cuando lo encuentran se hacen adictos a lo que sea que han descubierto, y cuando les falta, lo echan de menos, o, en el peor de los casos, no pueden vivir sin ello.
Hay quienes utilizan un ventilador para mandar el polvo de su casa al vecino, pero suelen ser tan torpes que lo ponen al revés y la porquería vuelve de nuevo a ellos.
Hay quienes no tienen el más mínimo sentido del pudor, y venden en directo todo lo relacionado con su vida privada que les pueda reportar un sustancioso beneficio. Lo malo no es eso, lo verdaderamente lamentable es que lo que cuentan algunos, en referencia a su intimidad, produce auténtico asco.
Hay preguntas que no nos gusta responder, porque nos resultan incómodas, y porque no tenemos respuestas para ellas, pero en muchas ocasiones, lo que de verdad nos irrita, más que la pregunta en sí, es quien nos la hace.
Fran Laviada