Deseos resprimidos
15 Mar, 2024
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Fóllame tierno - ¡Por delante y por detrás!


 


Había pasado ya una semana desde la última visita de Markus para llevarle verduras a la Sra. Moon .

Desde entonces ella y su marido parecían haber hecho “las paces” y la paz y la tranquilidad tuvo cabida, por increíble que parezca, en la casa.


 


Hasta sus dos hijos estaban asombrados de lo aparentemente bien que se volvían a llevar. Volvieron a escuchar la palabra “cariño” cuando uno se refería al otro para pedirle alguna cosa y por las mañanas hasta se daban un beso de despedida tras el desayuno.


 


Mientras tanto, Madelin y James seguían con sus apacibles vidas veraniegas, que se reducían en un último extremo a dos palabras: calenturas y sexo; bien con la pareja, bien en solitario.


 


Aquella mañana James llevó al pueblo a Madelin con la vieja Ford. Esta tenía planes con su amiga Cherry y él mismo tenía planes con su novia Jalace, por supuesto que dichos planes eran muy calientes y ambos ansiaban llegar a sus destinos.


 


Por lo que dejaron una casa vacía para acoger a la pareja bien avenida…


 


Markus llegó a media mañana, como era costumbre en él. La Sra. Moon se terminaba el segundo café desde la cocina cuando le oyó llegar.


 


Salió al porche delantero y lo pilló abriendo el portalón trasero de la camioneta y tomando la caja con las verduras de la semana.


 


–¡Buenos días Markus! –le saludó agitando la mano desde el porche.


 


La Sra. Moon llevaba un bonito delantal a cuadros rosas y blancos y un vestido hasta la rodilla con falda de volantes. Su vestido era de tirantes y escote cuadrado que dejaba entrever su hermoso canalillo con sus tetas apretujadas entre el sujetador y el vestido.


 


Se había pintado los labios y las uñas de rojo carmín y hasta se había puesto sus pendientes de oro. ¿Quién diría que aquello más parecía una cita que una mañana más en la rutina de la granja?


 


–¿Se las pongo en la cocina? –dijo el joven Markus.


 


–¡Sí cariño como siempre! Ya sabes dónde está, ¡pasa!


 


De modo que Markus, un poco receloso por tanta amistad. Quien no olvidaba los sucesos ocurridos la semana anterior. Desde el apretado culo de la hija, al suave trasero de la madre, pasando por los golpes con el cinto del padre.


 


Por lo que era normal que estuviese nervioso ante la situación, sin saber muy bien si se encontraría al padre por allí dispuesto a darle una segunda zurra.


 


–Le he traído un poco de todo, dijo Markus sin especificar más.


 


–¡Muy bien cariño! Antes de nada me gustaría pedirte disculpas por el comportamiento de mi marido la semana pasada. Él está arrepentido de lo que hizo, pero es comprensible ante los celos que despertaron en él el pillarnos aquí en la cocina –le espetó la Sra. Moon.


 


–¡Oh, bueno, yo…!


 


–¡Tranquilo cariño! Me ha prometido que no lo va a hacer más y me ha pedido que te transmita sus disculpas.


 


Markus no sabía cómo interpretar aquellas sorpresivas palabras.


 


–¿Disculpas? Está bien, no pasa nada Sra. Moon –concluyó finalmente el anonadado joven.


 


–Yo también quiero compensarte especialmente por los golpes que recibiste y había pensado que tal vez esto pueda ayudarte a olvidar el dolor que te provocaron –dijo la Sra. Moon poniéndose en cuclillas delante del chico y llevando su mano a la bragueta.


 


–¡Sra. Moon! ¡Después de lo ocurrido no creo que sea una buena idea! –dijo el chico mirando asustado a uno y otro lado no fuese a aparecer el celoso marido.


 


–¡Oh cariño, no tengas miedo! Como te he dicho él está arrepentido y me ha dado permiso para compensarte.


 


–¡Cómo, que le ha dado permiso para compensarme…! –exclamó un asustado Markus mientras su bragueta era bajada por la servicial ama de casa quien extrajo su falo erecto del calzoncillo con maestría.


 


Markus se quedó mirándola desde arriba con toda su polla tiesa y aquella carita maquillada con carmín en sus labios y rojo en sus uñas. ¿Podría aparecer el marido en cualquier momento? No lo sabía con certeza, pues como todo en la vida hay veces en las que no sabemos qué pasará pero hay que tomar riesgos.

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