Vivo el presente siendo consciente de que el paso de los años va agotando el saldo que tengo en mi cuenta corriente de la existencia, por eso pienso, con absoluta seriedad, en la posibilidad de atracar el Banco del Tiempo y robarle todas las horas que almacena en la caja fuerte de la vida.
Soy un poeta en zapatillas, un trovador en pijama, un rimador que rima cuando estoy inspirado, o tan solo, cuando me viene en gana.
Unas veces es el combustible del entusiasmo el que alimenta la vena poética, y otras la lira es negra como el carbón que calienta la tristeza.
Un rapsoda superficial que a veces baja a las profundidades. Un bardo que solo reina (aunque sea republicano) en la vieja butaca del salón de su casa .
Fran Laviada