Vivo el presente siendo consciente de que el paso de los años va agotando el saldo que tengo en mi cuenta corriente de la existencia, por eso pienso, con absoluta seriedad, en la posibilidad de atracar el Banco del Tiempo y robarle todas las horas que almacena en la caja fuerte de la vida.
Soy un poeta en zapatillas, un trovador en pijama, un rimador que rima cuando estoy inspirado, o tan solo, cuando me viene en gana.Unas veces es el combustible del entusiasmo el que alimenta la vena poética, y otras la lira es negra como el carbón que calienta la tristeza.Un rapsoda superficial que a veces baja a las profundidades. Un bardo que solo reina (aunque sea republicano) en la vieja butaca del salón de su casa .Al final, poca cosa, tan solo alguien que junta versos y que se ríe de su sombra si el humor aparece, incluso cuando el amor salta por la ventana. Y siempre teniendo en cuenta, que es mejor la poesía sin exceso de dramas y mucho menos tragedias, de esas que se crían tan solo al son de la marcha fúnebre, o cuando el afilado cuchillo se dobla al intentar atravesar un corazón congelado. ¡Y de paso, que se vayan a paseo y con su música (y su musa) a otra parte, y si puede ser, bien lejos, todos esos poetastros, profetas del apocalipsis, pregoneros del cataclismo y copleros del desastre…!
Fran Laviada
"Poeta en zapatillas"