Antes de autopublicar un libro o enviar un manuscrito a una editorial, hay que informarse bien e investigar a fondo, ya que en el mundo de la edición de libros hay muchas zonas oscuras que conviene conocer. No es oro todo lo que reluce .Existen imprentas que se hacen pasar por editoriales, y también hay editoriales que no lo son, aunque quieren hacer creer lo contrario. Por un lado, están las editoriales tradicionales, las de toda la vida, que no le cobran nada al escritor por publicar su libro y le pagan el ya conocido (y muy rácano) 10% en concepto de derechos de autor por las ventas, y luego están una serie de editoriales que ofrecen a los autores todo tipo de servicios (una son serias y fiables y de otras hay que huir como del demonio), y con estas, hay que tener ¡MUCHO CUIDADO!, si uno no quiere llevarse desagradables sorpresas, por eso es muy importante investigar y descubrir, lo que se esconde detrás de muchas empresas editoriales cuya ética comercial deja mucho que desear.
Básicamente, existe una diferencia clave entre las editoriales que lo son y las que no. Las de siempre, las tradicionales, buscan hacer negocio con los lectores, y las segundas, son las que se disfrazan formando parte del carnaval del engaño para seducir a autores incautos (víctimas de la mayoría de su propio ego, todo hay que decirlo) y que son aquellas que con los únicos que hacen negocio es con los escritores.
Como el tema da para mucho más, seguiremos aportando nuevos contenidos al respecto. Y añadiendo toda la información posible que pueda servir de utilidad a todos los escritores que no se llaman Arturo Pérez-Reverte, Lorenzo Silva, Dolores Redondo o Juan Gómez Jurado (por poner algunos ejemplos), es decir, la mayoría de nosotros.
Por suerte, en Internet disponemos de un contenido muy amplio y de todo tipo de información que nos sirve para estar alerta y evitar que nos den gato por liebre, porque si, además de las horas incontables que nos lleva a escribir un libro, encima de eso nos cuesta dinero (que va a parar a los bolsillos inmorales de gente sin escrúpulos), el asunto no pinta nada bien.
Fran Laviada