El estado emocional en el que muchas veces desemboca una acalorada discusión, que poco a poco va subiendo de tono, hasta alcanzar su máximo nivel cuando se llega a la cima de la ira, es comparable a la polvareda que provoca una estampida de búfalos.
Según va pasando el tiempo, la nube de polvo se va haciendo cada vez más pequeña, hasta que se esfuma por completo en el aire.
Con un enfado, de esos que hacen que se eleve tu presión sanguínea al mismo tiempo que las pulsaciones se aceleran y corren como locas a no sé dónde, ocurre exactamente igual.
Lo que sucede es que por desgracia, los efectos secundarios de los cruces de cable, hacen que la suciedad provocada por el polvo, nos pase factura, por lo tanto, ¡cuidado con las estampidas!
Fran Laviada