En muchas ocasiones estamos deseando escuchar a otras personas, tan solo, para recibir de ellas un halago sobre nuestra imagen personal, del tipo, ¡qué buen aspecto tienes o qué delgado estás!
Sin embargo, cuando alguien nos lo dice, no sabemos muy bien cómo reaccionar, incluso nos produce cierta vergüenza lo que oímos y tendemos a minimizarlo, o incluso, casi, a disculparnos por lo que nos han dicho. Y es que los seres humanos, somos así de raros, no todos, por supuesto, aunque muchas veces, la rareza, es lo que nos distingue de la vulgaridad, esa de:
¿Adónde vas Vicente?
¡Adónde va la gente!
Cuando queremos estar solos, nos molesta cualquier tipo de compañía, y cuando en determinados momentos y circunstancias, nos vendría bien estar acompañados, nos encontramos más solos que Robinson Crusoe.
¡Así son las cosas, y mientras, la vida pasa, es lo que hay!
Fran Laviada