Espacio para el miedo
A veces dejamos libre, en nuestro interior, un espacio destinado al miedo, puede que no seamos conscientes de ello, pero si lo somos, hagamos todo lo posible por llenarlo, con argumentos positivos, antes de que el miedo se apodere de él, porque una vez que entre, costará mucho trabajo sacarlo de ahí.
Algo parecido sucede con esa clase de amigo, que un día lo invitas a dormir en tu casa, y luego no quiere marcharse, ¡vamos, que no hay quien lo eche!¡Ni con agua hirviendo, ni a guantazos, ni tan siquiera llamando a los GEOS!
La solución es más fácil de lo que pensamos
A veces la solución a un problema que nos agobia profundamente, amenazando incluso a nuestro equilibrio mental, es más sencilla de lo que pensamos, pero no nos damos cuenta, ya que nuestro cerebro está bloqueado porque hemos realizado un planteamiento totalmente negativo de la situación, y claro, así es imposible, y hay momentos en nuestra vida de tanta ceguera mental, que seríamos incapaces de dar con el resultado de una simple suma. Es como andar a tientas en la oscuridad de una habitación, cuando lo fácil sería darle al interruptor de la luz, o simplemente subir la persiana.
Dudas encadenadas
Cuando no necesitas hacer preguntas, puede ser debido a creer, que eres un iluminado que ya lo sabe todo (hay muchos por ahí, que están convencidos de ello), o simplemente es que piensas que tienes en tu poder todas las respuestas que necesitas, para seguir viviendo y mantener el equilibrio imprescindible para que tu existencia no transcurra por el camino de la inestabilidad y la preocupación permanente .Sin embargo, siempre te quedará una última pregunta que hacer y de su respuesta, saldrá otra pregunta y así sucesivamente. Y es que la vida, es una duda eterna, que una y otra vez te hace estar en permanente estado de interrogación.
Fran Laviada