En otros tiempos más bien lejanos, solía decirse que el matrimonio era para toda la vida. Hoy sabemos, a ciencia cierta, que no es así. La frase en cuestión queda muy bonita, suena muy bien, pero tiene mucho de fantasía y bastante menos de realidad .Tan solo hay que echarle un vistazo a las estadísticas que de todo tipo existen al respecto, para comprobar la gran cantidad de parejas que se rompen dando por finalizada su vida en común, haciendo de esta forma, que vuele por los aires aquello tan conocido que decía, hasta que la muerte nos separe. Para siempre, no hay nada, y mucho menos, cuando estamos hablando de relaciones sentimentales, así que, por muy unida que en un momento dado pueda llegar a estar una pareja con el potente pegamento del amor, hay que ser conscientes de que el tiempo, al final, lo despega casi todo, que se lo pregunten a todos aquellos, que utilizan dentaduras postizas.
La seguridad plena de seguir indefinidamente unido a tu pareja no existe, ya que eso no lo puede garantizar ninguno de sus dos componentes.
Dijo una vez, ese genio del cine llamado Clint Eastwood, que si quieres una garantía, lo que tienes que hacer es comprar un tostador.
Fran Laviada