El amor no siempre era fácil, pensó Marga mientras intentaba solucionar un conflicto con su pareja. Pero sabía que era algo, por lo que valía la pena luchar, trabajar y cuidar día a día, aunque no siempre estaba tan segura de ello.
El arte callejero inundaba las calles del centro de la ciudad .Roberto admiraba los enormes graffitis porque daban un alegre colorido al entorno y mucha vida, a los tristes edificios, a las paredes grises y a la angustiosa rutina diaria.
El maratón era una prueba dura y exigente, pero Jorge estaba preparado para dar lo mejor de sí mismo. Cada zancada era un metro menos, y cada esfuerzo era una demostración de su fortaleza y determinación, aunque no siempre estaba convencido de poder cruzar la meta.
Fran Laviada