¿A quién no le gusta estar alegre?
Y si la alegría se mantiene durante todo el día, mucho mejor.
Los psicólogos y otros especialistas que se preocupan de estudiar el comportamiento del ser humano, profundizando en el complicado funcionamiento de esa cosa llamada cerebro, están totalmente de acuerdo en resaltar los enormes beneficios que las emociones positivas aportan a las personas en forma de eficaz terapia que eleva de manera considerable el grado de lo que se conoce como felicidad y potencia al máximo el optimismo.
Si hacemos referencia a la salud, son muchos los estudios que han demostrado su efecto preventivo ante las enfermedades de forma general, aportando un mayor grado de bienestar, y produciendo unas bondades terapéuticas, que al final se traducen en el aumento evidente de las posibilidades de disfrutar de una vida mucho más saludable.
El pensamiento, también se ve reforzado cuando aparecen las emociones positivas, pues las imágenes que se ven en nuestro interior se caracterizan por el entusiasmo y las buenas vibraciones que experimenta una persona que trata de afrontar su existencia con una actitud optimista.
Igualmente, el estado de ánimo, siempre está más predispuesto a momentos de buen rollo, por así decirlo, con la gente de nuestro entorno, y se manifiesta entre otros detalles, en que somos más afectuosos, estamos más tranquilos, y mentalmente nos encontramos también más motivados para afrontar nuevos proyectos y llevarlos a cabo de una forma entusiasta favoreciendo el desarrollo de nuestra imaginación y creatividad.
Por último, las personas que se apoyan de forma habitual en sus emociones positivas, tienen una mayor capacidad para superar las adversidades, ya que se hacen más resistentes a las circunstancias negativas que en un momento determinado, les puede tocar vivir, y esto es debido a que ser positivos, proporciona una mayor cantidad de recursos psicológicos que, en forma de herramienta sanadora, se pueden utilizar en beneficio propio y también en el de otras personas cercanas e incluso ajenas.
Las buenas vibraciones que el ser humano experimenta en su interior provienen siempre de la energía que, en forma de optimismo y bienestar, le aportan sus emociones positivas.
Fran Laviada