El cine era la pasión de Carmela y cada película que veía era un fantástico viaje hacia universos fascinantes. Pero también era una herramienta para entender mejor el mundo real y conectarse con el prójimo, aunque, eso sí, siendo muy selectivo en su elección.
El barrio de Raúl estaba cambiando a pasos agigantados .Los edificios antiguos daban paso a modernos y a la vez enormes rascacielos, y los negocios tradicionales habían desaparecido para dar paso a las grandes superficies comerciales. Pero Raúl seguía enganchado a las calles que pisaba y a la gente que lo rodeaba.
La noche era silenciosa, pero Martín no podía dormir; su ruido interior se lo impedía. Se levantó de la cama, abrió la ventana y dejó que la brisa fresca le acariciara el rostro. Pensó en lo que le depararía el futuro y se sintió optimista por las posibilidades que había por delante, aunque siempre pensaba a corto plazo.
Fran Laviada