Cuánto se agradece encontrar en un mundo cuya bandera es la falta de entendimiento (y cada día más, es decir, que vamos a peor), a personas que hablen con claridad y llamen a las cosas por su verdadero nombre. Individuos que sepan transmitir con eficacia sus ideas y que siempre puedas entender lo que dicen, aunque luego, puedas estar o no de acuerdo con ellos.
Mucha gente, en especial todos aquellos (o la gran mayoría) que pertenecen a la clase política (¡qué cansinos!), deberían de dejar los juegos de palabras, tan solo, para el entretenimiento infantil (y eso desde luego, tampoco es fácil, pues muchas veces los niños, están intelectualmente muy por encima de muchos adultos), pero jamás utilizarlos para crear confusión ¡y mucho menos, hasta ahí podríamos llegar, para tratar de engañar, manipular o atemorizar al prójimo!
Hablando claro, la gente se entiende siempre, aunque en estos tiempos de máscaras, disfraces y caretas, sea más rentable decir, lo que muchos quieren escuchar, o no decir, aquello que puede ser considerado como políticamente incorrecto, y en todo caso, cuando las ideas de los otros no son compartidas, siempre se puede utilizar el término populista (para restarles credibilidad), algo muy de moda en los últimos tiempos.
Fran Laviada
