En una ciudad cualquiera…(EE. UU.) 23-2-2008
Charly Newman era licenciado en matemáticas, aunque quienes lo conocían a fondo decían que era un genio en la materia .Daba clases de cálculo en uno de los institutos más prestigiosos de la ciudad, a pesar de ser poco más que un veinteañero. Y su prestigio como profesor era incuestionable. Sus alumnos estaban asombrados con un hombre que poseía una mente tan brillante y con el que cada día aprendían algo nuevo. Daba igual lo que fuera, álgebra, aritmética, trigonometría, cálculo, analítica o cualquier cosa que tuviera relación con las ciencias exactas, allí estaba su extraordinario profesor para resolver sus dudas.
Sin embargo, Charly estaba tan obsesionado con los números que se trastornó tratando de establecer un cómputo a todas luces imposible en el que después de desarrollar complejas operaciones, siempre se le aparecía el veintitrés. Además, daba la casualidad de que el número en cuestión correspondía al del día de su nacimiento. También en un fatídico veintitrés habían fallecido hacía diez años sus padres, en un desgraciado accidente de coche y para completar las coincidencias un veintitrés también fue el día en el que lo ingresaron en un centro sanitario cuando le dio el definitivo ataque que le hizo perder la cabeza por completo en medio de una clase.
El otrora brillante profesor, ha mejorado con el paso del tiempo y sigue con su positivo proceso de recuperación. Aunque nadie sabe cuando va a recibir el alta, ya que todavía y de vez en cuando sigue alucinado con el número veintitrés, del que dice que representa algo que tiene que ver con el mal y que está directamente relacionado con el demonio.
Un año antes…
El veintitrés de febrero de 2007 se estrenó en los cines de Estados Unidos la película titulada El número 23 (The Number 23). Estaba dirigida por Joel Schumacher y protagonizada en sus papeles principales por Jim Carrey y Virginia Madsen.
El argumento trataba de un hombre que vivía obsesionado con un libro que al parecer describía detalles correspondientes a su vida íntima. El individuo (Carrey) comienza a sentirse amenazado y se vuelve paranoico debido a un número que se repite sin cesar en el libro: el 23.
Y el final de la historia fue…
Al estreno de la película acudió con su novio Jane Tomei, profesora de literatura en el mismo instituto en el que daba clase Charly Newman, ya que ambos eran pareja. La muchacha era una prometedora escritora de novelas de fantasía que incluso había ganado ya varios premios. Y aunque al igual que Charly poseía un gran talento y mucha imaginación, tenía, como se suele decir, los pies en el suelo. Algo que siempre intentaba transmitir a su chico, para que a este no se le fuera la pinza en exceso, algo que por desgracia no logró. Aun así, gracias a ella el joven logró retrasar por un tiempo su ingreso en la institución psiquiátrica que se ha convertido en su hogar actual.
Cuando le preguntaron a Jane que era lo que le había podido pasar a Charly, esta respondió que su novio había tenido pesadillas a partir del día que vio la película, además de la obsesión casi enfermiza que había ido adquiriendo a través del tiempo con el número veintitrés. También estaba convencido de que los dos dígitos mencionados representaban la vigesimotercera posición en el alfabeto latino, que es la que ocupa la W, una letra a la que se suele vincular con Satán.
¿Verdad? ¿Mentira? ¿Quién lo sabe?
La obsesión es solo otra ronda en el tiovivo de los asuntos pendientes (Dale Andrews)
Fran Laviada
Esta historia se encuentra incluida en el libro “Liliputiense Negro” (Colección Trayecto Breve N.º 1). Puedes descubrir aquí más información sobre su contenido.