¡Por favor camarero, una ración de urnas a la plancha!
15 Feb, 2024
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“La democracia es una comida saludable, que se mueve entre la carne y el pescado, pero si la pasamos por la parrilla, y le quitamos la grasa de la corrupción, será mucho más sana”.


El sistema político que defiende la soberanía del pueblo, y su derecho a elegir y controlar a sus gobernantes, es la democracia, así resumida, y fácilmente entendible, sin necesidad de extenderse demasiado. Y la expresión máxima para ejercer ese derecho, que todos los ciudadanos tenemos, cuando cumplimos la mayoría de edad, es mediante el voto que utilizamos para elegir a los políticos-candidatos que se presentan, y para ello depositamos el “papelito” blanco que nos permite escoger a los diputados, que son de nuestro agrado, y el de color “sepia” para hacer lo propio con los senadores, aunque los entendidos dicen, que el Senado, es una especie de “Cementerio de Elefantes”, al que van a parar, muchos políticos de larga trayectoria (gran parte de los cuales se resisten a jubilarse), a los que como premio, una vez que han entrado en el tramo final de su carrera, se les recompensa por los servicios prestados (entrega, eficacia y en muchos casos, solo, fidelidad y sumisión a la “causa”, cada uno la suya). 


Como no soy un especialista en la materia, no puedo afirmar con rotundidad que el Senado, sea algo inútil, pero si un día se lleva a cabo un referéndum sobre qué hacer con la también llamada “Cámara Alta”, que cuenten con mi voto afirmativo, para que desaparezca, y lo mismo, si también utilizan el mismo procedimiento, para que los españoles podamos elegir de una “puñetera” vez, si queremos seguir con la Monarquía o nos modernizamos y damos paso a una República .

Y que por fin se pueda designar democráticamente a nuestro Jefe de Estado, pero bueno, eso ya me parece que sería mucho pedir, así que no caerá esa breva. Y que conste, que un servidor no tiene nada personal en contra de “Su Majestad”, pero sin duda alguna, sería un ejercicio muy sano de democracia, que el actual Rey, se presentase a las elecciones (republicanas, por supuesto) como “cualquier hijo de vecino”, para saber si el pueblo quiere que sea la primera autoridad de la nación. Pero bueno, eso sería establecer un debate demasiado extenso, y ahora no toca.


Volviendo a las elecciones, hay que decir, y eso lo sabe todo el mundo, que la democracia no es perfecta, y tiene muchas grietas, quizás demasiadas, que en el caso de nuestro país, se van haciendo más grandes a medida que el tiempo va pasando, así que no estaría de más, que los señores políticos (sobre todo los más vagos, que los hay), levantasen más a menudo el culo de sus cómodos asientos (escaños), y se pusieran manos a la obra, cual fontanero para desatascar las tuberías del poder, que emanan un tufo insoportable porque están llenas, entre otras porquerías, con la “mierda de la corrupción, delitos fiscales de todo tipo, “pelotazos”, comisiones del 3% y de ahí para arriba, “enchufismos”, amiguismos y toda clase de “ismos”, y se podría seguir…”


Y ya que el asunto va de VOTAR, que no solo sirve para manifestar una opinión, también hay que hablar de BOTAR, y eso en democracia también sirve para despedir a alguien de su empleo, en este caso para mandar a sus casas, a aquellos que han incumplido con sus obligaciones, que han sido unos incompetentes o que han “metido mano en la caja”, aprovechándose de su cargo (da igual su ideología, los que sean, con independencia del partido al que representen). Individuos, por llamarlos de alguna manera, que han traicionado miserablemente, la confianza que sus electores habían depositado en ellos.


Para terminar, decir con el objetivo de completar este artículo, en especial para evitar confusiones, que cuando se hace referencia por parte del autor, a un indisimulado favoritismo republicano, no se habla de colores, la República, no es ni roja, ni azul, ni verde, ni blanca, admite todo una amplia gama de colorido y tonalidades, aunque desde luego, es muy respetable la decisión de los que gritan, eso de: ¡Viva, el Rey!, aunque los únicos méritos de quien ocupa un trono (el de aquí, o el de cualquier otro sitio), sea apellidarse “Fulanez o Menganez”.


Resumiendo: 


En el revoltijo de “Urnas, Votos y Elecciones”, hay que tener en cuenta lo siguiente:


El “Poder” (ese misterioso ente, que mueve los hilos del mundo) es tenido en cuenta como la capacidad de ejercer un dominio hegemónico sobre los individuos, con independencia de cuál sea su condición social, ideología, raza, sexo… Utiliza muchos caminos para conseguir sus fines, y por eso emplea las armas de:


1.- El analfabetismo y la incultura. Si el ciudadano es más bien “cortito”, más fácil se le engaña.


2.- Asustar a la gente, funciona siempre: ¡Cuidado, que viene el Lobo! (y no precisamente, el del turrón). El miedo, siempre fue un recurso excelente para manejar voluntades y sumar adhesiones (¡Solo nosotros podemos protegerte!)


3.- “La letra con sangre entra”. Cuando el autoritarismo adquiere su máxima expresión, la careta se cae al suelo y la “Bestia”, muestra su verdadera cara. Afortunadamente en España, de momento, y salvo alguna intentona golpista “patética”, que no merece la pena ni mencionar, nuestra salud democrática, es excelente y los “ruidos de sables”, hace ya mucho tiempo que dejaron de sonar, aunque siempre hay algún "loco", que echa de menos los gloriosos tiempos de una "Grande y Libre" (y cosas por el estilo).


Y cuando ya estamos listos para depositar nuestro “papelito” en la urna, ¿qué criterio nos guía para que sea el de un partido u otro?


Puede que haya más, pero los expuestos a continuación, seguro que están en la mente del votante:


1.- El Voto Ideológico: El que dice: “Lo mismo da que mi partido lo haya hecho horrible y esté lleno de corruptos, lo voy a seguir votando siempre”, ¡pues olé tus huevos tío


2.- El Voto Interesado: El que piensa: “Si gana el partido tal, han prometido que el subsidio de paro pasará de dos a tres años, así que a mí, como solo me queda un mes para seguir cobrando, me viene estupendo continuar haciéndolo otro año más, o casos parecidos…” (Esto es tan solo un ejemplo, que nadie se engañe).


3.- El Voto del Acojone: ¡Si ganan “esos”, el país se desarma! ¡Oiga, que en tiempos del “Cid Campeador”, ya decían lo mismo, y aquí seguimos! Cada uno es libre de creer lo que le venga en gana.


4.- El Voto de la Desesperación: Muchos (por desgracia), saben que con los de siempre, están en el paro (y son de los de larga duración), el banco les ha embargado el piso, no tienen un “puto duro”, y sus hijos están pasando hambre, y se preguntan: ¿Nos puede ir peor con los que vengan?


5.- El Voto de la Indiferencia: Que viene a ser el “No Voto”. ¡Porque estoy hasta los “cojones” de los políticos, al final siempre es lo mismo, todos quieren el poder y los ciudadanos les importamos una mierda! ¡Son insoportables, con lo de “y tú más”, incapaces de ponerse de acuerdo, excepto para acordar sus sueldos, y amarrar sus pensiones para tener jubilaciones de lujo! ¡Mejor quedarse en casa viendo un buen partido o disfrutando del capítulo de turno de “Juego de Tronos”!


Y esto es lo que hay.


¡Qué usted lo vote bien!


Fran Laviada

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