Quizá los seres humanos no somos verdaderamente conscientes de que nos pasamos más de media vida durmiendo.
¿Y qué es dormir?
Pues muy sencillo, son esas horas, que nos pasamos en el interior de nuestra cama, o en cama ajena (según los gustos personales y las necesidades existenciales de cada individuo) rodeados por los protectores brazos de Morfeo.
Y a lo indicado también habría que añadir el tiempo que dormimos cuando estamos despiertos, que es algo muy habitual que ponen en práctica demasiadas personas, De ahí que no resulta extraño que cuando esto se pone en práctica dentro del horario laboral, la efectividad del presunto trabajador dé como resultado un rendimiento bastante deplorable, aunque este asunto, será mejor dejarlo aquí.
Pasando a lo que nos compete en este artículo, hablábamos antes de estar dormidos, hasta que de repente aparece en nuestra vida un importante desafío que nos hace despertar de verdad y prestar realmente atención ante lo que ocurre a nuestro alrededor, y con más motivo, si los hechos que acontecen nos afectan de forma directa.
Existen, sin embargo, individuos que permanecen toda su vida en una especie de modorra, sumidos en muchas ocasiones en un profundo sueño que les hace vivir ajenos a la realidad. Es decir ¡que no se enteran absolutamente de nada!
Unas veces porque nunca se les presentan interesantes objetivos que alcanzar y otras, porque no se atreven a hacer frente al reto que se les aparece en un momento dado.
¡Por favor, despierten, que la vida es corta y despertar mañana, quizá ya sea tarde!
Fran Laviada