= II =
La jubilación
Flannagan, estaba próximo a la jubilación, recientemente había sido nombrado Inspector Jefe, y eso colmaba sus metas como policía y a lo único que aspiraba era a retirarse dentro de unos meses, y disfrutar de su bien merecida pensión. Aún era joven, tenía dinero ahorrado, fruto de una buena herencia, ya que su padre había sido dueño de una importante empresa constructora .Y había ganado mucho dinero, que fue, en su mayoría, para su único hijo, Johnny, que desde niño ya quiso ser policía, contradiciendo los deseos de su progenitor que hubiese preferido para él, una profesión menos arriesgada. Y el mundo de la construcción, aunque en ocasiones enmascara algunos negocios turbios, siempre era preferible al del hampa, un peligroso territorio, en el que policías y criminales andan siempre a la greña, y en la que los primeros, en bastantes ocasiones, tienen que sacrificar su vida en defensa de la ley.
Como decíamos, John Flannagan, no quería abandonar su trabajo de tantos años dejando algo pendiente. Su condición de Mito Policial se lo impedía, era el Mejor, y tenía que dejar el departamento con todos los honores. Otros podían tener un fallo, pero no él, aunque hubiera resuelto cientos y cientos de casos, algunos realmente complicados, no podía irse teniendo una sensación de fracaso. Aunque ninguno de sus compañeros y muchos menos sus jefes se lo echaran en cara, todo lo contrario, para todos ellos Johnny El Sabueso Flannagan, era sin lugar a dudas un policía ejemplar y a la vez implacable.
Continuará...
Fran Laviada
Esta historia se encuentra incluida en el libro “Liliputiense Negro” (Colección Trayecto Breve N.º 1). Puedes descubrir aquí más información sobre su contenido.