No siempre el silencio de las personas, significa miedo a expresar lo que piensan. Muchas veces no decir nada significa decirlo todo, y lo más importante es lo que uno calla, y no lo que uno cuenta, para que los demás lo entiendan .Lo que no se dice, es el mensaje, para los que sepan o quieran leer entre líneas, y si existen dudas, se acompaña el silencio con ese idioma universal del gesto, que todos entienden, ya que la cara del ser humano es multilingüe, y como ejemplo, no hay más que ver cómo en un momento dado pueden entenderse con una simple mirada un carnicero de Osaka que apenas domina el Japonés, su idioma natural y un casi analfabeto campesino del Altiplano Boliviano (el lugar, es lo de menos, analfabetos por desgracia, los hay en todo el mundo, y los peores, son los que llevan el analfabetismo en el pensamiento) que a duras penas sabe distinguir las vocales y consonantes del rico lenguaje castellano.
Por otra parte, hablar como cotorras, con palabras huecas y frases sin sentido, transmitiendo una comunicación absurda, la verdad es que no tiene mucha lógica, para eso es mejor quedarse mudo, sin realizar ni un solo movimiento muscular, que pueda sugerir la más leve apertura de la cavidad bucal.
La conclusión final es que aunque sea el sonido el que arme más ruido, sin embargo, el silencio es el que realmente en muchas ocasiones, se hace notar.
El silencio también suena, solamente hace falta tomarse el tiempo necesario para saber escucharlo.
Fran Laviada