Siempre hay una puerta para salir de una situación negativa,
al menos, hay que intentar encontrarla.
Hay ocasiones en las que uno se ve envuelto en una especie de densa niebla, formada a modo de cóctel, que, en distintas proporciones, mezcla diversas realidades de la vida diaria, como las preocupaciones, el poco descanso en forma de déficit de horas de sueño, el trabajo excesivo, el ritmo de vida trepidante. Y otras cuantas cosas más que envuelven el día a día del ser humano, y le hacen llegar a situaciones tan extremas, que las personas quedan cegadas a merced de la implacable realidad, resultando imposible en muchos casos, encontrar la puerta de salida, a una existencia opresiva.
La sensación es de ahogo, como la ejercida por una soga colocada en nuestro cuello, apretando la garganta hasta hacer que nos sea imposible respirar .Lo curioso, es que muchas veces se da la circunstancia, de que existe un enorme letrero indicando por dónde hay que salir, pero no lo vemos, aunque lo tenemos delante de nuestros ojos.
Fran Laviada