Séptima parte: La conclusión

Cincuenta años antes…

El día 6 de septiembre de 1951, el famoso escritor norteamericano William S. Burroughs mató en la ciudad de México a su mujer Joan Vollmer Adams en extrañas circunstancias.

Según las primeras declaraciones del escritor, que estaba bajo los efectos del alcohol y las drogas, la pareja estaba jugando a imitar uno de los pasajes míticos de Guillermo Tell .

Y el final de la historia fue…

El crimen perfecto no existe, y por esas casualidades de la vida, tres años más tarde, el improvisado estanque se secó. Y el jardinero, que era un manitas, y con la mejor de las intenciones, quiso arreglar aquella chapuza que el dueño de la casa había hecho. Pero cuando se puso manos a la obra, acabó descubriendo con enorme sorpresa, el cofre del tesoro en forma de restos óseos que allí se encontraban.

El mencionado recipiente, era la caja de pino, y el tesoro, la pobre Sally, que dicho sea de paso, y después del tiempo transcurrido, la verdad, es que ya no tenía muy buen aspecto. Algo que el jardinero pudo comprobar, cuando abrió la caja, y casi se queda frito del susto que se llevó. Cuando vio la cara (mejor sería decir, lo que quedaba de ella) del cadáver de la que había sido la señora de la casa.

Al final, el marido asesino confesó su crimen, y hoy después de haber sido juzgado y condenado a treinta años de cárcel, sigue disfrutando detrás de las rejas, de su afición favorita, la lectura. Algo que sin duda le entusiasma, sobre todo, cuando en la biblioteca de la prisión, ha descubierto que tiene a su disposición la mayoría de las obras escritas por su escritor preferido, William S. Burroughs.

¿Verdad? ¿Mentira? ¿Quién lo sabe?

La mujer llora antes del matrimonio, el hombre después (Proverbio polaco)

- FIN -

Fran Laviada