Sexta parte: Un plácido jardín
¡Adiós Sally querida, Bye, Bye...!
¡Definitivamente, mi pesadilla por fin, se había terminado! ¡R.I.P.!
A partir de aquel día mi vida cambió por completo. La tranquilidad había vuelto a mi hogar .Ahora podía salir todas las tardes al jardín, y disfrutar de la lectura y del sosiego de una existencia en calma.
El lugar en el que me sentaba a leer estaba justo en frente del sitio previsto para el estanque, el sitio en el que Sally iba a reposar eternamente. En definitiva, que ambos íbamos a saborear los placeres de un confortable descanso- Yo en mi viejo banco de madera, y ella bajo tierra, así son los contrastes de la existencia humana.
Ahora cada tarde, antes de empezar a leer, saludo a Sally, ¡buenas tardes, querida, que disfrutes de tu estanque! Y ella sin moverse, responde en silencio, y me deja tranquilo mientras me deleito con mi libro.
Ahora sí, por fin somos un matrimonio bien avenido, la pareja perfecta. Lástima que a Sally no le hubiera entrado antes en la cabeza, la comprensión que merecía como esposo, ya que, si hubiese sido así, no me habría visto obligado a utilizar la pala para hacer que lo entendiera.
La vida tiene estas cosas, y aunque dicen que la felicidad completa no existe, ahora, realmente me siento más feliz que nunca.
Continuará...
Fran Laviada