Cuarta parte: A grandes males, grandes remedios
¡Cuando el problema se agrava cada vez más, no queda más remedio que tomar decisiones drásticas!
Aquello, de una u otra forma, tenía que acabar, y mi cerebro comenzó a dar vueltas, a ver lo que se me ocurría para terminar de una puñetera vez, con una relación tan dañina y opresiva. Que no solo me estaba amargando la vida, también amenazaba con poner en riesgo mi salud mental- Pues de continuar así, podría llegar incluso a enloquecer, tal era mi desesperación.
Se cumplió un año de la boda, y nuestra relación, ya se hizo de todo punto insoportable .Le pedí el divorcio, pero ella se negó en rotundo y amenazó con hacerme la vida imposible. Así que no me quedó más remedio que solucionar el asunto de forma drástica, y por dos motivos principales. El primero, no admito que nadie me quiera chantajear, y el segundo, la sola idea de pasar un día más bajo el mismo techo que aquella mujer, me producía una terrible sensación de asco.
Continuará...
Fran Laviada