El fútbol es el deporte con más seguidores a nivel mundial, y muchos de ellos, piensan equivocadamente que saben más que los propios entrenadores.
Hace ya unos cuantos años que el entonces entrenador del Real Madrid, José Mourinho, decía en referencia a la enorme afición que existe en España por el fútbol, que en este país había cuarenta millones de entrenadores, y aunque esta afirmación sea muy exagerada, sí es cierto que todos o la gran mayoría de los aficionados al fútbol, llevan un entrenador dentro, eso no quiere decir que el conocimiento sobre la materia sea el mismo en todas las personas.
Lógicamente, todas las opiniones son respetables y cada cual dice lo que piensa o lo que le viene en gana, y en temas futbolísticos los gustos son como los colores. Otra cosa es que quien opine tenga razón en lo que dice o que sus comentarios sean más o menos acertados.
En cuanto a los entrenadores, que siempre son el blanco preferido para los dardos lanzados por prensa y afición, es curioso comprobar como hay mucha gente en ambos lados que están convencidos de que saben más de fútbol que los propios entrenadores, y no nos estamos refiriendo a técnicos cualquiera, sino a los que están en la élite, a los de máximo nivel, esos que ya acumulan en sus historiales títulos de todo tipo, pues bien, ni esos se salvan de la crítica continua que muchas veces como se puede comprobar, es totalmente injusta, falta de argumentos, parcial e interesada.
Otra cosa es que los entrenadores se equivoquen, que lo hacen, son seres humanos y cometen errores exactamente igual que lo hace un periodista, un abogado, un político, un médico o un fontanero .Los buenos entrenadores se equivocan poco y algo más los que no lo son tanto.
Hasta aquí, todo normal, pero lo que nunca se comprueba son los errores que algunos de los presuntos y más significados entendidos cometen, y que en algunos casos son tan garrafales, que sacarían los colores a cualquiera que tuviera un mínimo sentido del ridículo, aunque podemos comprobar una y otra vez, que los hay que insisten repitiendo sin descanso en sus equivocaciones, a pesar de que después de pasado el tiempo, quedan totalmente con el culo al aire, como se suele decir en estos casos. Y todo esto se puede comprobar muy fácilmente, tan solo consultando las hemerotecas y los archivos televisivos, entre otras fuentes de información.
El fútbol es un deporte tan conocido en todo el mundo, que todos emiten sus juicios de valor, todos saben, todos dicen, pero respetando la libertad de opinar que todas las personas tienen, es cierto, que no todos tienen el mismo nivel de conocimientos, y lo verdaderamente grave no es esto, lo que perjudica mucho a este deporte en concreto, son aquellos que siempre ven el lado negativo de las cosas, los que de forma quieren hacer prevalecer su criterio por encima de todo, los que juzgan de forma radical y permanente con una total falta de imparcialidad, y en el caso del entrenador de fútbol, los que opinan en función de cómo les caiga personalmente el técnico de turno, cuando lo que hay que valorar es su trabajo, su capacidad, sus conocimientos y sobre todo su experiencia, por encima de otras cuestiones e intereses, que muchas veces el gran público desconoce por completo.
Los que presumen de saber tanto de fútbol, que se permiten dar lecciones a los entrenadores (es igual que hayan ganado la Champions, la Eurocopa o el Mundial), y que continuamente están indicándoles a los profesionales del banquillo, la que alineación tienen que poner, el sistema de juego utilizar, los cambios que han de realizar durante el partido…, y todo lo que se les ocurra (el caso es poner pegas y criticar, sin preocuparse mucho de la objetividad de sus planteamientos), deberían de ser más críticos, pero con ellos mismos, y ver si en la actividad profesional que realizan, son realmente tan eficaces como sería de esperar, dado su alto nivel de exigencia para con los demás.
Y como siempre ocurre igual y al final cuando el tiempo dicta sentencia, nadie da la cara y reconoce sus equivocaciones (o son muy pocos los que lo hacen), muchas veces nos preguntamos (haciendo un poco de memoria) por ejemplo, ¿dónde se escondieron los que cantaban hace años aquello de ¡Benítez vete ya!, cuando hacía muy poco que el Valencia había ganado la liga (se fue del club levantino para ganar la Champions League con el Liverpool), y ¿dónde se escondieron muchos de aquellos impresentables además de maleducados, que antes de la Eurocopa del 2008 criticaban despiadadamente al fallecido y grandísimo Luis Aragonés y decían que ya estaba caduco?
Al final, respetando al máximo las opiniones de unos y otros, pocos son los que reconocen sus errores, porque muchas veces más que dar una opinión, por muy respetable que esto sea, los hay que solo buscan llevar la contraria, desestabilizar, crear corrientes de opinión en contra de alguien que no les resulta simpático y en especial su blanco preferido, son esos entrenadores con la suficiente personalidad para no tragar con imposiciones ni de la directiva, ni de la prensa, ni de la afición y muchos menos de los futbolistas (en especial de algunos que son considerados cracks a nivel futbolístico, pero que dejan mucho que desear en lo que a su comportamiento humano se refiere, ya que están por completo devorados por esa lacra llamada ego (en su versión más desmesurada), jaleada a su vez por una enorme cantidad de fanáticos alejados de manera infinita de cualquier mínima objetividad), técnicos en definitiva, con demostrada capacidad, conocimientos y profesionalidad para no permitir injerencias en su trabajo y para no vivir permanentemente bajo el yugo tiránico que muchos quieren imponerles y del que por desgracia son víctimas otros entrenadores cuya posición en el equipo que dirigen no tiene un status excesivamente importante y han de tragar con ciertas exigencias, aunque por suerte y como ejemplo, no todos lo hacen aunque eso les cueste su puesto de trabajo.
Paco Arias
Entrenador Nacional