En un planeta extraño
12 Ene, 2024
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En un planeta extraño como la Tierra ocurren cosas inexplicables y completamente absurdas, incluso se podría considerar como algo sorprendente la propia existencia de los humanos. 


   ¿No te parece irracional que vivamos en un mundo donde debemos pagar por el agua? ¡Y cuidado!, que de momento no podemos quejarnos en exceso, quizá un día no muy lejano haya que pasar por caja para poder disfrutar del aire que respiramos.


  ¿Y qué hay de los humanos que gastan miles de dólares, euros, o la moneda que sea, en hacerse costosas cirugías plásticas para ser más jóvenes, más guapos, más atractivos, aunque al final terminen tan solo siendo más gilipollas.   


  Y hablando de gilipollez, ya sea genética o adquirida, que de todo hay, se podría elaborar una lista interminable de cosas como mínimo incongruentes  que suceden en la vida diaria de las personas, y aunque parezcan incomprensibles, son simplemente una parte de la experiencia humana:


   Gastamos un tercio de nuestras vidas durmiendo. ¡Eso significa que pasamos casi veintiséis años, más o menos, de nuestra trayectoria existencial dormidos! Aunque, ¿a quién no le gusta dormir? Incluso los hay que no se enteran de nada, ya que viven en un sueño eterno .

Pero si son felices, ¿les vamos a decir algo que esté en contra de su plácida modorra?


  A menudo nos estresamos por cosas que no importarán en un futuro inmediato.. Por ejemplo, llegar tarde a la proyección de una película o perder el autobús. ¿Por qué nos preocupamos tanto por asuntos tan banales en vez de hacer todo lo posible de disfrutar al máximo cada día de nuestra vida?


  Pasamos demasiado tiempo con nuestros teléfonos móviles, tanto que hay una gran parte de la población que se ha creado una auténtica adicción, que hace a muchos convertirse en esclavos absolutos del aparatito de las narices. Incluso los más adictos piensan convencidos que sin su móvil en el bolsillo, están completamente perdidos, o peor aún, algunos creen que sin él, son una absoluta nulidad. Más o menos, alguien entre un cero a la izquierda y la nada.


  En casi todas las ciudades, por lo menos en las más pobladas, existen, por poner un simple ejemplo, más señales de tráfico que árboles. Lo que sin duda alguna es un auténtico disparate, sobre todo si tenemos en cuenta que las plantas  son esenciales para nuestra supervivencia.


  La gente se sorprende en muchas ocasiones al ver a alguien haciendo algo que debería ser normal, como una persona recogiendo la caquita de su perro del suelo en un parque o a una chica ayudando a un anciano a cruzar por un paso de peatones.


  La industria de la moda nos dice que debemos seguir las tendencias y cambiar nuestro estilo de ropa cada temporada, a pesar de que la moda rápida tiene un impacto negativo en el medio ambiente. O cuando lo que se lleva hoy, pasado mañana, ya está completamente desfasado.


   Las personas con excesiva frecuencia valoran más la cantidad de seguidores que tienen en las redes sociales que la calidad de sus relaciones en la vida real. Algunos, incluso, están todo el santo día compitiendo con sus amigos a ver quién logra acabar la jornada con un mayor número de simpatizantes.


  Nos preocupamos más por nuestros trabajos y nuestras carreras, y sobre todo por medrar lo más rápido posible, que por nuestra propia salud y bienestar. Parece que es mejor triunfar en la vida que estar sano.


  A menudo confiamos en la tecnología para hacer cosas simples, como recordarnos las citas profesionales o de cualquier otro tipo, o decirnos cómo llegar a un determinado lugar, y nos olvidamos de cómo hacerlas por nosotros mismos. Y aunque está muy bien estar a la última en asuntos tecnológicos, demasiadas veces nos complicamos la vida en exceso, cuando con una simple libreta y un bolígrafo ya se soluciona el problema.


  A pesar de que somos una especie social, a veces preferimos estar solos en lugar de relacionarnos con otras personas. Aunque en este asunto habría que matizar lo siguiente, siempre es mejor estar en buena compañía que en soledad, pero todavía es mucho mejor, estar solo que mal acompañado.


  Y para finalizar, hay que tener en cuenta que algunas de las situaciones indicadas, pueden ser incluso hasta desconcertantes, pero así y todo, si utilizamos esa poderosa y a la vez terapéutica herramienta llamada sentido del humor, podemos reírnos e incluso descojonarse con todo lo que representa la locura de vivir. Y al final del día, la conclusión más importante que debemos obtener, es ser felices, y como mínimo estar tranquilos y poder disfrutar de la vida a tope o de forma moderada, según las posibilidades y los gustos de cada individuo, sin preocuparnos en exceso por las cosas que están fuera de nuestro control.


Fran Laviada

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