Son exactamente las 2:00am y aquí estoy yo nuevamente pensando, reflexionando y como siempre inspirada para escribir y soltar lo que está sucediendo en mi interior. Últimamente soy team noche y para ser sincera me gusta, me gusta ese ruido del silencio, la tranquilidad que me da no escuchar carros, ni personas hablando, me gusta poder estar tranquila, sin bulla, sola, en mi cama acostada con la mirada al techo y el celular en mano listo para anotar todo lo que mi corazón y mi mente desean sacar.
Hace muchísimo tiempo llevo esforzándome por no se la misma de antes, esa chica que estaba siempre ahí para todos, sabiendo que muchas veces no estaban para ella, esa chica que quería con sinceridad, con entrega, que su cariño y afecto pesaba mas que cualquier cosa, que perdonaba de corazón, esa chica que se perdía a ella con tal de no perder a quienes quería, que se preocupaba por saber cómo se encontraban los demás, aunque ellos no por saber cómo estaba ella.
Y la comprendo, comprendo que haya tenido que obligarse a poner una armadura para no volver a ser lastimada, comprendo que por primera vez en la vida se quiso poner ella como prioridad y no la juzgo, pero me hubiera encantado que comprendiera que eso no fue su culpa, que no es culpa de ella que hayan personas que no la sepan querer, valorar y cuidar .Ahora entiendo que todo ese tiempo no fue una faceta, que no tengo por qué obligarme a ser diferente por personas que quieren mal, que no quieren bonito, si no que simplemente es mi esencia, es quien me hace ser distinta, es quien me hace ser yo.
A mi nunca se me va el fuego del alma, nunca se me va la ternura, nunca se me van las ganas de estar ahí, de querer, de cuidar, de poner mi compañía, mi comprensión, mi lealtad, mi cariño y mi amor a domicilio.
Porque eso es lo que tengo para dar, solo que que a veces permito que el dolor o el miedo creen una barrera a mi corazón.